Mujeres de adobe,
cuencas vacías, manos sin huellas,
voz que no cuenta, geografías en venta.
Mujeres de petrificada memoria
que perdieron el cielo, las raíces,
las miradas, las protestas.
Mujeres en alcobas con cadenas,
mujeres tendidas, con las piernas abiertas,
el amor es ciénaga sólo de poetas,
el amor es invento de soldados y de doncellas.
Estas mujeres que se esparcen
en colchones apátridas,
que se hacinan en cuartos
donde llueven carencias,
que aguardan bofetadas y se alimentan
de mucha agua, poca sal y menos harina,
estas mujeres víctimas
de la maldad y de la pobreza,
soportan, desde que se despiertan,
la invasión implacable del cuerpo
y tratan de reunir hebras de esperanza
con las que defender su vida
a pesar de las afrentas.
Estas mujeres,
convertidas en carne de oferta
se maquillan sin espejo,
creen en dios a pies juntillas,
mientras las embisten,
se aferran a la cruz
y piensan que para ellas
la vigilia es su peor pesadillla.

Una mujer moldava conocida por las iniciales S.C. fue introducida mediante trata de blancas en Montenegro y obligada a trabajar como prostituta entre 1999 y noviembre 2002. Esta mujer, de 28 años y madre de dos hijos padeció espantosos abusos físicos y sexuales durante más de tres años. La mujer afirma que jueces, políticos, policías y funcionarios de Montenegro las violaron y torturaron a ella y a otras mujeres de Europa del Este que como ella habían sido retenidas como esclavas sexuales.

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Datos de la autora

Silvia Delgado Fuentes, España, 1968 | Nació en un pueblo de la rioja alavesa, desde entonces hasta ahora, es nómada de pieles y geografías. Difunde sus versos en montajes que realiza alternando texto, música e imágenes. Es autora de los siguientes libros de poemas: “Ángeles cotidianos”, “Y que hablen en mis palabras”, “No está prohibido llorar con los supervivientes”, “Las cuarenta chimeneas del infierno”, “Canción inútil para Palestina” y “Nanas de rodillas”.