Amanece.
La pobreza con sus mil piernas
atraviesa fronteras.
Un ojo multiplicado
parpadea,
mira hacia otro lado.
Crujen los huesos de infinitas manos.
Crujen trabajando
en un país
que ayer era su patria
y hoy es su cadalso.
Amanece,
El hambre y la sed
arrastran su lengua de esparto.
Huellas anónimas saltan la barrera,
dedos baratos,
constantes lametazos.
Trabajan en cunetas,
en prostíbulos,
en arroyos,
en el campo.
Trabajan porque el hambre y la sed
hablan un lenguaje claro.
Y al anochecer,
con sus mil piernas
y sus infinitas manos
regresan a dormir
el sueño terrible
de los desahuciados.

Al amanecer cientos de birmanos pobres cruzan la frontera de Tailandia buscando trabajo. Los oficiales de la frontera miran hacia otro lado porque la mano de obra ilegal es mucho más barata. Ganan un euro y medio al día. 400 transnacionales operan en Birmania.

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Datos de la autora

Silvia Delgado Fuentes, España, 1968 | Nació en un pueblo de la rioja alavesa, desde entonces hasta ahora, es nómada de pieles y geografías. Difunde sus versos en montajes que realiza alternando texto, música e imágenes. Es autora de los siguientes libros de poemas: “Ángeles cotidianos”, “Y que hablen en mis palabras”, “No está prohibido llorar con los supervivientes”, “Las cuarenta chimeneas del infierno”, “Canción inútil para Palestina” y “Nanas de rodillas”.