Los traficantes atraviesan el zoco
mientras hombrecitos imberbes
juegan a las cuentas.
* * *
Buscan a la serpiente que custodia las piedras,
Traen, para ella, generosas ofertas.
El trueque es diamantes por sangre.
El trueque es armas viejas por masacre.
* * *
Los niños juegan con abalorios brillantes
en la plaza del intercambio
sin saber que se va a hacer leña
de su país caído.
* * *
Cambian, los mercaderes,
cristales por guerra,
cambian riqueza por pelea,
ríen, traficantes y culebras,
golpean, fornican y de todo se adueñan.
* * *
Ebrios de violencia, cantan,
ebrios de riqueza,
esputan la esperanza.
* * *
No hay solución
o sólo hay una
guardar las piedras bajo llave,
arrojarlas a un volcán,
enterrarlas, triturarlas,
convertirlas en polvo que se lleva
el mal aliento o el aire
o desacreditar, finalmente
el valor de los diamantes
anunciando que cada piedra lleva
el presagio de la pobreza.

La venta de diamantes permite financiar la compra de armas con las que mantener vivo el conflicto en Angola. Los consumidores en Europa, Asia y América desconocen generalmente que los beneficios obtenidos por la minería del diamante son utilizados por los señores de la guerra africanos o no para perpetuarla infinitamente...

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Datos de la autora

Silvia Delgado Fuentes, España, 1968 | Nació en un pueblo de la rioja alavesa, desde entonces hasta ahora, es nómada de pieles y geografías. Difunde sus versos en montajes que realiza alternando texto, música e imágenes. Es autora de los siguientes libros de poemas: “Ángeles cotidianos”, “Y que hablen en mis palabras”, “No está prohibido llorar con los supervivientes”, “Las cuarenta chimeneas del infierno”, “Canción inútil para Palestina” y “Nanas de rodillas”.