La pobreza infecta
mientras la usura gobierna.
* * *
No hay dinero para pan,
no hay dinero para escuelas,
no hay dinero para detener la epidemia.
No hay dinero,
debemos pagar la deuda
a prestamistas de patrias ajenas.
Debemos pagar la deuda
adquirida por próceres encarcelados.
Debemos pagar una deuda que no es nuestra
mientras el continente fenece.
Debemos pagar la deuda
con diamantes, oro y muerte
aunque los cadáveres se agolpen,
aunque los enfermos protesten.
Debemos pagar la deuda
domingo, martes o jueves
El gobierno firma cheques en blanco
a los boticarios
mientras niños, mujeres y hombres desaparecen.
Nunca la vida tuvo un valor tan rebajado.
Se mueren de pobreza.
Se muere porque la piedad
cotiza demasiado caro.
Y una se muere
a ratitos,
de a poquitos
sin haber podido mitigar
uno sólo de sus jodidos calvarios.

El mapa del sida coincide con el mapa de la pobreza. Pero cambiar este mapa no es fácil. Estos estados no sólo carecen de sistemas educativos y sanitarios adecuados contra la enfermedad sino que además muchos de ellos están aplastados por el enorme peso de la deuda externa. Deuda, por cierto, pagada una y mil veces y que siempre hay que volver a pagar.
Sudáfrica es hoy uno de los piases más afectados por la pandemia...

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Datos de la autora

Silvia Delgado Fuentes, España, 1968 | Nació en un pueblo de la rioja alavesa, desde entonces hasta ahora, es nómada de pieles y geografías. Difunde sus versos en montajes que realiza alternando texto, música e imágenes. Es autora de los siguientes libros de poemas: “Ángeles cotidianos”, “Y que hablen en mis palabras”, “No está prohibido llorar con los supervivientes”, “Las cuarenta chimeneas del infierno”, “Canción inútil para Palestina” y “Nanas de rodillas”.