Dicen que allí nadie duerme tranquilo,
que el llanto es la liturgia de los supervivientes.
Dicen que, amontonados, detienen su aliento
si oyen los pasos de la curia penal.
Es mejor callar...
El día asalta a los durmientes,
cuenta con sus dedos largos los muertos,
los moribundos,
los enfermos,
los ausentes.
Otro día más,
otro día de espera.
Nunca existió para ellos el paraíso,
el crimen estigmatizó sus frentes,
por eso nadie duerme tranquilo,
por eso su llanto es el más desesperado,
porque se aferra a los muros viscoso,
por eso allá nadie menciona el evangelio,
por eso no hay profetas
y nadie habla de dioses menores,
de dioses que holgazanean,
de dioses que no nombran en sus homilías
ni la impunidad ni el hambre.
Por eso allí nadie duerme tranquilo,
porque huérfanos de sí mismos
aguardan despiertos la muerte.
por eso nadie duerme tranquilo,
porque el infierno es para ellos
dormir y despertarse en el mismo sitio.
Dormir y soñar es para ellos el único peligro.

El 2 de octubre de 1992, la policía militar cargó contra la mayor prisión de Latinoamérica al estallar allí un motín. Cuando por fin se retiró, tras 11 horas de matanza descontrolada, 111 internos habían perdido la vida. Han transcurrido años, ni un solo policía ha sido procesado. En diciembre del año 2002 esta cárcel fue demolida y allí fue erigido el complejo cultural y de entretenimiento “Parque de la juventud”

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Datos de la autora

Silvia Delgado Fuentes, España, 1968 | Nació en un pueblo de la rioja alavesa, desde entonces hasta ahora, es nómada de pieles y geografías. Difunde sus versos en montajes que realiza alternando texto, música e imágenes. Es autora de los siguientes libros de poemas: “Ángeles cotidianos”, “Y que hablen en mis palabras”, “No está prohibido llorar con los supervivientes”, “Las cuarenta chimeneas del infierno”, “Canción inútil para Palestina” y “Nanas de rodillas”.