La riqueza,
casi siempre,
soborna a los inquilinos del reino
exigiéndoles silencio.
* * *
La riqueza,
casi siempre,
idea tributos,
cobra impuestos,
exige diezmos...
pero a veces,
la miseria,
harta de desnutrirse,
harta de rumiar en voz baja
sus lamentos,
decide clavar hambre y quejas
en las paredes de la indiferencia
y con el gesto honroso
de su protesta
proclama el fin definitivo
de la afonía impuesta.
* * *
La orden es clara:
encadenar la voz,
encarcelar la palabra.
La orden es clara,
silencio.
Sólo silencio.
Silencio en el reino.
Silencio.
La riqueza exige respeto,
Escúchala
y sobre todo, calla.
En Samoa Occidental dos líderes populares fueron procesados por participar en manifestaciones pacíficas celebradas para criticar los impuestos al consumo introducidos. Fue sobreseída la causa por falta de pruebas.
© Silvia Delgado Fuentes
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Datos de la autora
Silvia Delgado Fuentes, España, 1968 | Nació en un pueblo de la rioja alavesa, desde entonces hasta ahora, es nómada de pieles y geografías. Difunde sus versos en montajes que realiza alternando texto, música e imágenes. Es autora de los siguientes libros de poemas: “Ángeles cotidianos”, “Y que hablen en mis palabras”, “No está prohibido llorar con los supervivientes”, “Las cuarenta chimeneas del infierno”, “Canción inútil para Palestina” y “Nanas de rodillas”.
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